Nombre y durante qué años
estuviste en el cargo?
Migue (Ruiz Collados).
Tengo una memoria pésima para los años
y mi archivo personal de aquel tiempo lo tengo a buen recaudo
en algunas cajas perfectamente conservadas en casa de mis padres. No
obstante, pongamos que lo dejé a comienzos de la ronda del 1997 i
posiblemente estuviera ejerciendo los 3 o 4 años anteriores.
(Que me disculpe quien se haya dado cuenta de alguna imprecisión).
¿Cómo llegaste al grupo?
Una tarde de otoño del 77 o del 78, de
la manita de mi primo Vicentín Muñoz (uno de esos
días descubrí sorprendido que en el grupo todo el mundo lo conocía
como Riki), quien siendo más mayor que yo y estando ya en la
Tropa, nos llevó aquel día a la plaza caminando desde casa a su
hermano Javi i a mí. Recuerdo a algún amigo suyo de la Patrulla
Ardillas perfectamente uniformado a la puerta del local (Portet!) i
un cubil con un pequeño banco corrido de madera y una Kaa inmensa
(entre otras bestias) pintada al fresco en la pared. I
a una Akela, i a una Hati de verdad que parecía que nos estaban
esperando…
¿Qué sección recuerdas cómo en
la que mejor te lo pasaste sin scout? ¿Por qué?
Buenos recuerdos conservo de todas
ellas y por ese motivo supongo que fui creciendo sin descolgarme del
grupo durante todos esos años. Supongo también que tuve la inmensa
suerte de vivir en todas las secciones diferentes experiencias que,
de alguna manera, en cada momento fueron
llenando necesidades
que sentía. Además, pienso que lo hicieron porque siempre fueron
experiencias compartidas, en cada momento, con muchos otros niños,
jóvenes,
scouters… gracias a los cuales algunas de esas
vivencias se convirtieron en inolvidables.
¿Y scouter?
La mayor satisfacción como scouter
la tengo un poco más clara, y creo que en ella también es
importante el sentimiento de haberla compartido con otros: ser
consciente de que se puede, de que asumir la responsabilidad
de intentar ser un educador es un reto que da vértigo pero que con
confianza en tu trabajo y en los equipos que hacen que tu trabajo
tenga valor, es una experiencia única y muy satisfactoria. Una de
esas que te transmite confianza en ti mismo para rato.
¿Cuánto tiempo estuviste en el
grupo antes de ser Jefe de Grupo?
Si echamos cuentas, ¿alrededor de 15
años? Posiblemente.
¿Por qué decidiste ser Jefe de
Grupo?
No tengo la más mínima conciencia de
haber tomado esa decisión personalmente. Está claro que en algún
momento me tuve que plantear si sí o si no, pero esto vino
seguramente después de un tiempo en que alguna circunstancia no
personal mandaría y, simplemente, me tocaba planteármelo.
¿Qué es lo mejor de ser Jefe de
Grupo?
La experiencia de Jefe de Grupo supone
muchas cosas y debe de ir en la personalidad de cada cual que, en
alguna de esas cosas, te acabes sintiendo más cómodo. Para mí
siempre fue una responsabilidad donde me sentía especialmente a
gusto (y que me tomaba especialmente en serio) actuar como
representante del trabajo y de la marcha del grupo en cualquier lugar
más allá de las puertas del local en que el Wig-Wam tenía que
hacer oír su voz. En esta labor hubo ocasiones donde la cosa fue más
o menos grata, pero siempre he tenido muy claro que el escultismo
(representado por cualquier asociación, grupo o persona individual
que se sienta, en su medida, interpelado a hablar y a actuar en su
nombre) tiene una tarea a la que no puede renunciar: estar presente
de una manera activa (crítica, constructiva…) en el ámbito donde
desarrolla su labor (el barrio, la ciudad, el país). Es la única
manera de reivindicar con la acción el reconocimiento social que
merece y que tantas veces se le regatea o, directamente, se le niega.
¿Y lo peor?
Pocas veces se dice expresamente antes
(y mejor así, porque si no buscar jefe de grupo sería todavía más
complicado de lo que a veces es) pero todo el mundo lo sabe: ser jefe
de grupo es asumir la responsabilidad de coordinar un grupo humano
(un kraal, todo un grupo scout) y coordinar grupos humanos no
es una tarea nada fácil. Hay siempre un desgaste personal que además
muchas veces se vive solo y que, de vez en cuando, provoca que emerja
la pregunta fatal: pero, ¿quién me manda a mí meterme en este lío?
Afortunadamente, y ahora hablo por mí,
si la cosa va razonablemente bien esta parte negativa suelen ser sólo
crisis pasajeras que al final, en mi caso, no empañaron en absoluto
que cuando dejé la jefatura lo hiciera con un recuerdo muy agradable
de ese tiempo que sospechaba (luego tuve la certeza) que de alguna
manera me había enriquecido personalmente. De hecho, inmediatamente
después de dejar el cargo y de abandonar el grupo (las dos cosas
fueron una), asumí nuevos retos en mi vida para los cuales la
experiencia tan reciente de jefe de grupo fue una guía que me
resultó de gran utilidad.
¿Qué crees que se necesita para
ser Jefe de Grupo?
Como en toda organización que funciona
sobre principios democráticos, para ser jefe de grupo se necesita el
apoyo explícito del grupo humano que deposita en ti la confianza de
coordinarlo. Después están las cualidades personales (que siempre
son limitadas y muy diversas de persona a persona), la voluntad más
o menos consciente de dar el
sí quiero y asumir lo que ello
supone, y otras cosas. Pero para mí el apoyo del
kraal el
fundamental. Y me gustaría explicarme bien, porque no hablo de
cualquier tipo de
apoyo: el jefe de grupo necesita un apoyo
tan constructivo, tan crítico y tan honesto como sea posible por
parte del grupo. Cuando eso falla más de la cuenta o simplemente no
existe, mejor dejarlo estar.
¿Qué acto te gustaba más cuando
eras jefe de grupo? ¿Por qué? (Acampada de navidad, cena del
hambre, Pascua, verano, aniversario, misa de inicio de ronda... esas
cosas...)
Seré poco original: sin duda, el
campamento de verano. Por su intensidad como actividad, por ser
seguramente la actividad
scout por excelencia… Desde el
montaje hasta la canción de despedida y el último saludo en la
plaza después de bajar del autobús. Curiosamente, tengo recuerdos
muy vivos de esos círculos donde los que volvíamos del campamento
parecía que acabábamos de llegar de otro planeta y, justo en ese
último momento compartido del campamento, se nos unían padres y
madres que nos esperaban, amigos que no habían podido venir o se
habían vuelto antes… Era una manera de decir:
ya estamos aquí,
todo ha ido bien, y de escuchar un
bienvenidos a casa, chicos,
os echábamos de menos. Un momento en que todos nos sentíamos
parte de algo (un grupo, un proyecto, un futuro esperándonos en
septiembre) por el cual valdría la pena continuar después de
reponerse de la descarga brutal de energía y de emociones del
campamento.
¿Y cuál menos?
Alguna discusión desafortunada (y casi
siempre muy poco constructiva) con algún amigo que te estimabas,
algún momento delicado en que como representante del grupo tuviste
que dar la cara por aquello que creías ante quien podía no valorar
en su medida todo lo que significaba el trabajo que el grupo
desarrollaba. Gajes del oficio.
Con el paso del tiempo... ¿cómo
ves tu paso por la Jefatura de Grupo?
Como una de las experiencias
enriquecedoras de mi vida en que se mezclan recuerdos muy agradables
con aprendizajes prácticos muy útiles que, sin duda, he
podido aprovechar desde entonces en diversas facetas de mi vida. Sólo
por ello, me he de sentir sinceramente agradecido al Wig-Wam por
haber sido la casa (mi casa) donde toda aquella experiencia
fue posible.
¿Algo más que añadir?
El agradecimiento por vuestro interés.