El principio de la Ronda 1997-98 nos
juntó en la misma sección a Benja y a mi. Rápidamente llegamos a
la conclusión que una buena forma de celebrar el 30 aniversario del Grupo, y el compartir por primera vez sección como scouters, sería
irnos a Suiza con los nanos (en este caso podría estar mal dicho
pues el 80% de los miembros de pioneros eran chicas).
El proyecto lo llevamos al Consejo y a
la sección. El Consejo, tras varias reuniones con discrepancia de
opiniones, decidió que para los lobatos era demasiado (no iban a
disfrutar lo suficiente la inversión económica de los padres) y que
como era una idea originaria para ir con pioneros debían ser estos
los únicos que fueran.
En este momento toma gran relevancia
una persona, una amiga y casi una hermana que en esos momentos era
scouter de tropa, Yolanda. Coordinados con ella decidimos pasar al
mayor número de troperos posible para que pudiesen disfrutar de ese
viaje.
Tras una roda llena de trabajo y de
alguno de los momentos más duros de nuestra corta vida (por el
camino a Kandersteg perdimos a Yolanda en un trágico accidente de
tráfico), el 1 de agosto de 1998 salimos hacia Kandersteg con las
mochilas llenas de ilusiones y compartiendo autobús con dos grupos
que amenizarían nuestro viaje casi tanto como las distintas
actividades que allí realizamos: Itamar y Kippling.
Al llegar allí nos asignaron una Grand
Mother que hablaba un perfecto inglés (cosa que nosotros no hacíamos
:-D) y nos dió una serie de explicaciones que entendimos en parte.
Nada más empezar a instalarnos ya apreciamos que nuestros compañeros
iban a darnos mucho juego, pero esa es otra historia que para los que
fuimos se puede resumir en: “Yo soy el gran mon Flor, y pico, pico
pico de flor en flor y si te pico, flotas, flotas, flotas, flotas que
lo sepas” (ellos entenderán y seguro que sonrien mientras lo
cantan a ritmo de la danza soy pelota de ping-pong).
Kandersteg, Berna, Lucerna, el lago
Oeschinensee, la quesería, los italianos, ser jurado del concurso de
cocina de otro grupo italiano (descubrimiento importantísimo, la
grappa), los alemanes, el churro vasco, la barbacoa internacional, la
velada… Cientos de momentos inolvidables.
Para los scouters que fuimos una
sobredosis de trabajo (intendencia, cocina, tesorería y
actividades), pero así mismo una montaña de ilusión y diversión.
Para nuestros/as chicos y chicas una
experiencia inolvidable que nos unió y nos dió un comienzo para
unos años en la sección maravillosos.
Un campamento que todos recordaremos
con afecto, cariño, emoción desenfrenada y un millar de sensaciones
que a nivel personal se vieron expresadas en el abrazo antes de subir
al autobús con mi primo. Habíamos vencido todas las zancadillas que
nos puso el destino y habíamos salido más fuertes, lo conseguimos.
En ese abrazo no sólo estábamos los dos, Yolanda estaba abrazada a
nosotros así como lo estuvo en cada buen momento del campamento y lo
sigue estando hoy en día.
Lobo Gris
David Ruiz
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