Tras los exámenes vienen las notas y
éstas no suelen ser tan buenas como quisiéramos nosotros y siempre,
o casi siempre, hay alguna calabacita que te meten de contrabando. Y
con las calabacitas vienen las caras raras, los chillidos, las
amenazas, y, de ves en cuando, se escapa alguna torta. Pero no son
éstas últimas a las que nos vamos a referir, sino a las amenazas de
impedir a sus hijos, aprovechando su interés, de acudir a cualquier
actividad scout e incluso borrarle del grupo para que estudie más o
saque mejores notas. Las actividades scouts se desarrollan en el
tiempo libre, sábado por la tarde y domingos, sin interferir en la
vida colegial semanal; aquellas no hacen más que ayudar a evadirse
de la rutina en la que está inmerso el muchacho durante la semana
divirtiéndose y aprendiendo a la vez.
Es pues un sinsentido castigar o
premiar con el Escultismo a los muchachos.
RH.
Publicado en “Campamento Abierto”
nº 4. Junio de 1977.
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