Siempre, y en todo momento y lugar,
tratar de juzgar (y perdonad que utilice esta palabra tan malsonante
para algunos), la actitud de otra persona o personas ante un hecho
concreto y con unas circunstancias determinadas, ha supuesto una
actividad difícil y enojosa. Difícil por la imposibilidad de dar
una opinión, con la carga de subjetividad que ello arrastra, con
unas mínimas garantías de credibilidad; y enojosa, por saber que
personas adultas no tienen la suficiente madurez, como para aceptar
una crítica, que intenta ser limpia, pero al mismo tiempo dura,
dentro de los cánones que una correcta relación social permite y
delimita. Pero salvando estas barreras y pensando que enmudecer es
empezar a asumir el propio servilismo, procedo con tranquilidad, con
la tranquilidad que oferta el ser fiel a uno mismo, la crítica a un
grupo de personas que protagonizan el último escándalo o comentario
de pasillo de nuestro querido “grupo”.
En el último Consejo de Grupo, se
conoció de manera oficial, la decisión de un gran número de
scouters de abandonar en un futuro próximo sus actividades
educativas en esta asociación, aunque algunos de ellos las tengan
totalmente olvidadas (Luisito) y otros, al menos, parcialmente
descuidadas (Alfredo). Pero no es el hecho lo criticable, sino las
circunstancias que lo rodean. Creo sinceramente y sin la intención
de individualizar que este hecho encubre en algunos personajes una
carga de honestidad y en otros una desacelerada huida que si hacemos
un poco de memoria podremos fundamentar. Y se van, y no uno ni dos,
se marchan el 60% del actual equipo de scouters sin apenas dar tiempo
a la preparación de otros con una mínima garantía de capacidad y
numerosidad; pero lo peor de todo es que algunos han arrastrado tras
su estela a otras personas y creo que eso no es lícito, aunque
pertenecer a un grupo scout signifique pasar a engrosar las filas en
el equipo de “inútiles e inservibles a la sociedad”.
Y así están las cosas, se nos avecina
otra ronda solar en una de las épocas más difíciles para el
escultismo y no estamos preparados para afrontarla, ¿o sí? Sólo
quiero deciros o mejor lanzaros esta pregunta, una pregunta llena de
trascendentalidad con la que un querido y estimado compañero
acribilló la conciencia de los allí presentes: ¿merece la pena que
los chavales gocen de todo lo que el escultimo nos ha dado en estos
años? Vosotros tenéis las respuestas.
J.C. Iglesias “Faro”
Artículo publicado en Palabras nº 1.
No hay comentarios:
Publicar un comentario