Me quedé sorprendido. Las personas que triunfan, suelen tener un lema o una idea fija que les marca de por vida, y le pregunté por el suyo.

- “Ese es mi lema preferido”.
- Pero no lo entiendo. Le dije.
- Te lo explico. Me contestó. -
Cuando más interesante es la programación, hay una butaca vacía
delante del televisor. Cuando en el estadio se juega la final de
fútbol, una butaca vacía es mudo espectador. Cuando en el cine se
proyecta el último estreno, destaca una butaca vacía entre tanto
público. Siempre hay una butaca vacía en los ratos de ocio, en
alguna parte de España. Una butaca obstinadamente vacía que nos
recuerda a todos la ausencia de alguien”.
- ¿De quién?, pregunté. ¿De una
persona ilustre a la que se le guarda el sitio por respeto? ¿De un
ser querido que no puede asistir? ¿De un político? ¿de un
banquero?

Suso.
Publicado en “Palabras” nº
11. Abril de 1986.
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