domingo, 10 de marzo de 2013

Kandersteg 1997-98

   El principio de la Ronda 1997-98 nos juntó en la misma sección a Benja y a mi. Rápidamente llegamos a la conclusión que una buena forma de celebrar el 30 aniversario del Grupo, y el compartir por primera vez sección como scouters, sería irnos a Suiza con los nanos (en este caso podría estar mal dicho pues el 80% de los miembros de pioneros eran chicas).

   El proyecto lo llevamos al Consejo y a la sección. El Consejo, tras varias reuniones con discrepancia de opiniones, decidió que para los lobatos era demasiado (no iban a disfrutar lo suficiente la inversión económica de los padres) y que como era una idea originaria para ir con pioneros debían ser estos los únicos que fueran.

   En este momento toma gran relevancia una persona, una amiga y casi una hermana que en esos momentos era scouter de tropa, Yolanda. Coordinados con ella decidimos pasar al mayor número de troperos posible para que pudiesen disfrutar de ese viaje.

    Tras una roda llena de trabajo y de alguno de los momentos más duros de nuestra corta vida (por el camino a Kandersteg perdimos a Yolanda en un trágico accidente de tráfico), el 1 de agosto de 1998 salimos hacia Kandersteg con las mochilas llenas de ilusiones y compartiendo autobús con dos grupos que amenizarían nuestro viaje casi tanto como las distintas actividades que allí realizamos: Itamar y Kippling.

   Al llegar allí nos asignaron una Grand Mother que hablaba un perfecto inglés (cosa que nosotros no hacíamos :-D) y nos dió una serie de explicaciones que entendimos en parte. Nada más empezar a instalarnos ya apreciamos que nuestros compañeros iban a darnos mucho juego, pero esa es otra historia que para los que fuimos se puede resumir en: “Yo soy el gran mon Flor, y pico, pico pico de flor en flor y si te pico, flotas, flotas, flotas, flotas que lo sepas” (ellos entenderán y seguro que sonrien mientras lo cantan a ritmo de la danza soy pelota de ping-pong).

   Kandersteg, Berna, Lucerna, el lago Oeschinensee, la quesería, los italianos, ser jurado del concurso de cocina de otro grupo italiano (descubrimiento importantísimo, la grappa), los alemanes, el churro vasco, la barbacoa internacional, la velada… Cientos de momentos inolvidables.

   Para los scouters que fuimos una sobredosis de trabajo (intendencia, cocina, tesorería y actividades), pero así mismo una montaña de ilusión y diversión.

   Para nuestros/as chicos y chicas una experiencia inolvidable que nos unió y nos dió un comienzo para unos años en la sección maravillosos.

   Un campamento que todos recordaremos con afecto, cariño, emoción desenfrenada y un millar de sensaciones que a nivel personal se vieron expresadas en el abrazo antes de subir al autobús con mi primo. Habíamos vencido todas las zancadillas que nos puso el destino y habíamos salido más fuertes, lo conseguimos. En ese abrazo no sólo estábamos los dos, Yolanda estaba abrazada a nosotros así como lo estuvo en cada buen momento del campamento y lo sigue estando hoy en día.


Lobo Gris
David Ruiz

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